Entradas

Ruegos.

 Suelen pasar años y aún te pienso.  Recuerdo tu olor, tus lunares y tu mala costumbre.  A veces no quiero recordarte.  Pero quiero conservar la esperanza de que algún día estaremos juntos.  Eso es lo que no me deja avanzar.  Saber (esperar) que algún día (nunca) me amarás (tal vez).  Soy un seguro "tal vez" en tu cajón de los recuerdos.  Es horrible ser alguien de reemplazo.  Pero te espero siempre.  Espero me escojas. Hoy creo que te amo.  Mañana, no sé. Ojalá no. 

Entendimientos.

Hoy la vi. Fue como conocer un fantasma. No, tal vez un mito.  O una extraña que ya conocía.  Me saludó amablemente y sentí su piel dulce.  Te entendí. Vi su sonrisa.  Te entendí.  Vi sus cejas pobladas.  Te entendí. Yo también me hubiera enamorado de ella.  Es hermosa, sin importar el espacio o el tiempo.  Y por si querías saberlo, se encuentra feliz, con alguien más.  Amable, sonriente y amante.  No sé si quieras saberlo.  Pero ella está bien.  La conocí y aunque por mucho tiempo la detesté (porque ocupaba tu mente más que yo)  Entendí.  Ella es más bonita.  Ella es más delgada.  Ella es mejor que yo.  Entiendo.

Lecturas tristes

Hoy decidí leerme, para recordarme un poco, para revisar si lo que escribo -ebria o sobria- pueden llegar algún día a publicarse.  Y lloré.  Lloré porque en los pocos párrafos de los últimos meses solo me dediqué a plasmar lo que sentía, y aunque un tercero lo leyera, no podría llorar conmigo.  No entendería las noches desgarradoras de viernes donde el alcohol parecía un amigo y terminaba siendo un error.  No entendería los vuelcos en la cama a las tres de la madrugada porque soñé contigo y solo dolías.  No entendería lo que te quise. Y a este punto no sé si yo podría entender cuánto te quise.  Por mucho tiempo me decidí a pensar que quererte estaba mal, hoy solo decidí quererte.  Decidí quererte con tus errores, tus malas maneras, tus agravios, tus pocas ganas y tu falta de compromiso. Con todo eso te quise.  Pero también me quise a mí, me quise a mí después de mucho tiempo porque supe decirte que no cuando me moría por decirte que sí. Como me du...

Lo que te extraño...

Esto no lo lee nadie. Solo yo. Escribo aquí solo para mí y si en algún momento alguien se pregunta acerca de las cosas que quise, te nombraría. Porque eres eso, una cosa. Un recuerdo, un tabaco, una cerveza a medio beber. Eres solo el tacto que queda en mí.  No eres nada pero también muchas cosas. El todo no existe. Nunca existió para nosotros.  Aunque no leas esto, y nunca lo leas, y jamás pienses que es para ti. Solo quiero que sepas que esta noche te extraño. Te extraño al punto de llorar, te extraño al punto de que duele en el pecho y bebes para olvidar eso.  Esta noche donde hago conjeturas sobre donde estás, con quién estarás, y si estarás besando a alguien más que no soy, solo para tener una razón para olvidarte ya.  Yo también quiero besar a otras personas para olvidarte. Pero tampoco quiero que mis labios olviden tu sabor.  Quiero que vuelvas a besarme, porque al menos ahora, en este momento, solo quiero tus labios.  ¿Dónde estarás?  ¿Estarás ...

Neruda me contó

Por muchos años, Neruda me contaba sobre lo largo del olvido.  Benedetti lo socorría contándome sobre las almas pérdidas en el exilio, sin brújula y sin perdón.  De dientes para afuera lo entendía, pero hoy cala en el alma.  Nunca te contaron que habrá días en que el olvido parecerá una puerta y otros días una jaula. Incluso tendrá la forma de una botella de licor.  Otros días el olvido parecerá la única solución y otros solo la última. No es lo mismo querer olvidar que vivir olvidando.  Siempre te mintieron cuando Neruda te contaba que el amor era corto. ¿El amor corto? ¡Pero si es lo más tedioso y largo que hay! Los encuentros con espejos y recuerdos de un pasado que están tatuados bajo los párpados en el fondo de un cajón que no se puede cerrar. Las noches de insomnio, los llantos de borracho y los ojos hinchados. Sí, el amor es tan largo.  He leído también que el amor no duele, ¡pero cómo me vas a decir que no duele si cada pintor lo ha plasmado con san...

Cantos de invierno

Con la garganta seca y el alma intacta emprendí un corto viaje.  Grité con ganas de encontrarte. Entre lágrimas y canciones tu recuerdo parecía enfractuarse en mi espina, los huesos me dolían y las manos eran un terrible souvenir de lo que ya no hay.  Siento mucho no haber sido suficiente.  Siento aún más no haberte querido menos.  Y aunque la calma se guarde en mi pecho como una esperanza inútil, intentaré no cantar más sobre este agridulce invierno. 

Recuerdo

Recuerdo Recuerdo aún las canciones que odias Recuerdo tu color favorito Recuerdo tu asco a los sapos Recuerdo que prefieres lo salado a lo dulce Recuerdo tu lunar en el hombro izquierdo Recuerdo tu cicatriz en la mejilla derecha  Recuerdo tus besos Recuerdo tus risas Recuerdo el lunar de sangre en el brazo izquierdo Recuerdo tus ojos cafés viéndome  Recuerdo la calidez de tu cuerpo Recuerdo tus manos recorriendo mi cabello Recuerdo muchas cosas de ti, que deseo ya olvidar.