Cantos de invierno

Con la garganta seca y el alma intacta emprendí un corto viaje. 

Grité con ganas de encontrarte.

Entre lágrimas y canciones tu recuerdo parecía enfractuarse en mi espina, los huesos me dolían y las manos eran un terrible souvenir de lo que ya no hay. 

Siento mucho no haber sido suficiente. 

Siento aún más no haberte querido menos. 

Y aunque la calma se guarde en mi pecho como una esperanza inútil, intentaré no cantar más sobre este agridulce invierno. 

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